miércoles, enero 24, 2007

EDUCACION FARMACEUTICA: UNA APUESTA CON FUTURO

En los últimos tiempos hemos participado (como invitados de piedra muchas veces) en diversos acontecimientos que podemos ahora catalogar como importantes:
  • Rumores de cambios en DIGEMID desde hace meses: “A fin de año cambian a todos!” (y ya vimos cuando y como fue esto. Revisen bien El Peruano de la fecha de los cambios y que se ha convertido en todo un Caballo de Troya...hay otra sorpresita por ahí [1])
  • La continua pugna gremial (o mejor, entre colegas del gremio) que hace que en Lima estemos “partidos” entre “el nacional” y “el departamental” y que obliga a que muchos profesionales, bien o mal orientados, terminen “migrando gremialmente” hacia otros colegios.
  • El desconocimiento de una Ley del Trabajo Farmacéutico que obliga, para evitar malos entendidos (o bien entendidos pero mal usados), a explicar términos y conceptos en una especie de “glosario moral y ético” por parte de nosotros (interesados) y terceros (interesados también pero en mantener la confusión...recordemos lo del “farmacéutico ensamblador”).
  • La puesta en discusión y en entredicho de las metodologías e intenciones de ciertas Universidades respecto a la “producción” de nuevos profesionales.. que si son idóneos, que si son calificados, que si son colegas.
  • La relación entre sectores profesionales casi siempre crítica y casi siempre destructiva, mas que nada llevados por una mala concepción de términos como “competencia”, “competitividad”, “marco legal”, “intervención” y muchos otros.
  • Una muy focalizada, individualizada y aislada participación de todos los entes farmacéuticos, sin llegar a producirse conjunción de intereses ni menos conjunción de proyecciones y actividades.
  • Y un largo etcétera.

Si nos ponemos a evaluar, encontramos una serie de preguntas que debemos intentar responder:

  • ¿Existe un objetivo claro en la preparación del nuevo profesional? ¿p.e. "farmacéutico global", "farmacéutico a medida", "el que se necesita", etc.?
  • ¿Los colegios profesionales reconocen cual es el perfil (o perfiles) que debe encontrarse en el profesional en ejercicio?
  • ¿Las universidades lo conocen y así pueden ir actualizando sus planes de estudio?
  • ¿El campo de acción profesional esta delimitado por la preparación académica y la mención del título o por la capacidad personal y experticia del mismo profesional?
  • ¿Por qué no existe concierto entre las entidades e instituciones que forman parte de nuestra vida profesional?
  • ¿Por qué empresa-academia-estado no actúa como trinomio y no divorciados completamente como hasta hoy?
  • Y otro largo etcétera.
Mi “feeling” es que en la educación farmacéutica puede estar parte de la solución. O por lo menos el inicio del cambio.

A las entidades académicas les falta arriesgar ante la posibilidad de ser proponentes y dirimentes naturales (asesores o consultores totalmente técnicos e imparciales) en situaciones de complicación evidente como problemas de medicamentos, problemas de salud pública, dudas en cuanto a temas de salud...y una vez mas, etcétera. Como sucede en cualquier país en donde, muchas veces, las alertas y jaladas de orejas salen justamente de los claustros.

El esquema moderno de asociatividad y competitividad busca fomentar el modelo EAE (estado, academia, empresa) y aquí mas bien existe una separación evidente. Esto debe cambiar, ya que con el tiempo se tergiversan los roles de las entidades: sociedades profesionales, academias (no la de preparación), sociedades científicas, departamentos académicos, escuelas, facultades, colegios profesionales y hasta redes virtuales de discusión. Esto último mejor ni tratar de explicarlo.

A nivel de los claustros, hay mucho que hacer entonces.

Un error que nos involucra a todos es hacer cambios pensando en la “foto de hoy”, sin reconocer que estos cambios operan en el mañana. Debemos manejarnos bajo el concepto de planeación estratégica pero no individualizada, sino armonizada. El mundo globalizado de hoy [2] exige una preparación que genere competencias mínimas necesarias para que el profesional pueda desenvolverse con propiedad en cualquier parte del país, del continente, del mundo. Y sin armonizar planes no podemos generar al profesional idóneo.

Primera pregunta en este aspecto: Eso es a futuro... ¿y hoy? ¿qué hacemos hoy? ¿cómo calificamos hoy? ¿cómo “certificamos” que el profesional es el adecuado?¿adecuado para qué?

Por ejemplo, algunas ideas a analizar (sin ningún orden pre establecido...casi un huayco de ideas):

(1) planes de estudio (para no caer en lo de curricul@), ¿son los adecuados?¿los de “aquí” sirven “allá”?
(2) enlace pre y post grado, ¿es verdad que el título profesional no basta?¿es la oferta actual de estudios de post grado adecuada?
(3) estrategias de análisis situacional: que profesional se quiere y cual se requiere,
(4)
que armonizar y que diferenciar [3],
(5) relación entre títulos y escuelas (???)
(6) la enseñanza debe tener componentes académicos pero también propositivos y que ayuden a solucionar problemas reales.. ¿cómo los incluimos? ¿estamos capacitados para realizar esa labor docente?
Creo importante levantar información acerca de lo que otros países han hecho o no con lo de las Conferencias Panamericanas [4] de educación farmacéutica.

Un poco de ideas sueltas que espero generen aportes. Algo ya estamos haciendo pero la participación de toda la “cadena de valor farmacéutico” (creo que es mas contundente que “cadena farmacéutica de valor”, ¿no creen?) será importante y crucial.
Armando Rivero

[1] Proyecto Modificatorio del Reglamento de Ensayos Clínicos, aprobado mediante DS Nº 017-2006-SA
[2]
Búsqueda de competitividad regional para alcanzar terceros mercados. Latinpharma 2004.
[3] Plan Básico de Educación Farmacéutica (Documento de Lima). 1998.
[4] Conferencias Panamericanas de Educación Farmacéutica. OPS.
----------------------------
Ver documento enviado por el Dr Moisés Mendez y referido en su comentario.. click aquí